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Se puede ganar incluso perdiendo

06/06/2014
De la final de la Champions a Estados Unidos. Mayo ha sido un mes repleto de vivencias, de despedidas y de grandes emociones. Un mes que nunca olvidaré... Ahora llega una nueva aventura en Estados Unidos, en Portland, una ciudad espectacular que vive para el fútbol.

Mayo ha sido un mes de emociones, de despedidas, de derrotas y, aunque parezca increíble, también de victorias. Una lesión muscular marcó las dos últimas semanas antes de la final de la Champions League. Una vez más parecía que algo se cruzaba en mi camino para no dejarme disfrutar de este momento único. Después de un día negro, muy muy negro, toda la energía se concentró en esa recuperación. Sería difícil llegar a la final (en sólo doce días) después de estar un mes sin poder jugar y de dos semanas sin entrenar con el equipo. Pero habría sido mucho más difícil y cruel el no poder jugarla y disfrutarla en el campo. Tyresö se ha había desmantelando poco a poco en los últimos meses debido a la crítica situación financiera que vivíamos. Cada día parecía que algo peor venía, pero la fuerza de un equipo apasiona por el fútbol nos hizo llegar a lo más algo. Jugábamos por nosotras y por los valores que nos ha enseñado este deporte. Es cierto que no somos campeonas, pero también es cierto que se puede ganar incluso perdiendo.

Así se vive una final de Champions por dentro?

Llegamos a Lisboa varios días antes, con la intención de tener tiempo para todo, desconectar y a la vez centrarse en el partido más importante de nuestras carreras. Disfrutar de cada momento y de cada sensación de esos días era una obligación, saltamos a entrenar cada día con una sonrisa, relajadas y con ganas de empezase lo bueno. Teníamos la confianza de que podíamos hacer daño a nuestro rival. Todo eras nuevas sensaciones, distintas emociones. Desde días antes sabes que esa final será diferente, especial. La concentración en el hotel también es diferente: por momentos las horas no pasan y otras veces pasan sin darte cuenta. Piensas en todo el trabajo hecho, tienes charlas con las compañeras y entrenadores que nunca olvidarás. Las horas antes del encuentro lo aceleran todo. La mañana de la final empezó rodeada con mis amigos y familiares, que llegaron desde Galicia al hotel de concetración. Fue espectacular ver a cien personas dándote ánimos antes de un reto especial. Ese, sin duda, fue uno de los mejores recuerdos, de la final. Luego ya llegó lo serio: ver el estadio, pisar el césped, las gradas? Todo fue muy intenso. 

Lo dimos todo por nuestro equipo

Escribiendo estas líneas, me llega la noticia de que el Tyresö desaparece. Se confirmó la mala noticia, tan sólo dos semanas después de jugar la final de la Champions. Una decisión que nosotras ya sabíamos antes de jugar el partido ante el Wolfsburgo. Fue un encuentro durísimo, al igual que el camino hasta Lisboa. Después de una primera parte muy buena, vinieron los malos momentos, pero seguimos luchando e intentándolo hasta el final. Es duro perder una final, pero todavía más cuando sabes que eres mejor. Nosotros lo sabíamos, lo sentíamos sobre el césped, aunque por una u otras cosas no pudimos demostrarlo. La despedida con mis compañeros fue muy triste, muchos lloros, muchas buenas palabras y recuerdos para siempre. Se acabó una etapa fantástica en nuestras vidas. Estos han sido los mejores años de mi carrera deportiva, el mejor equipo en el que he jugado y sé que las echaré mucho de menos. Para siempre me guardaré el último partido con la camiseta del Tyresö. Fue tres días después de la derrota en Lisboa, en un partido de Liga. Con la mente aún en ese partido y un cansancio terrible, nos enfrentamos a nuestro gran rival. Salimos al campo con orgullo, con el objetivo de despedirnos de nuestra afición y nosotras mismas. Teníamos que poner el punto final ganando? y lo hicimos: 2-1.

Ahora os escribo desde Estados Unidos

Con el recuerdo del Tyresö aún muy vivo en mi memoria, comienza una nueva etapa en Estados Unidos. Una aventura que ya probé cuando apenas daba mis primeros pasos. Ahora llegó mucho más madura, con más partidos en mi currículo. A lo largo de estos años he aprendido muchas lecciones y creo que ahora soy una jugadora más completa. Eso sí, siempre con la misma ilusión y el hambre de títulos de siempre. En estos primeros días ya he podido comprobar que Portland es una ciudad fantástica, es un club muy profesional y tenemos todo y más de lo que necesitamos. Nuestro campo se llena cada partido, toda la ciudad es el Portland Thorns y eso lo sientes a diario. El equipo es muy bueno y la ciudad me ha acogido desde el primer día de manera fantástica. 

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