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Mario Balotelli, ¿sin Mundial?
Todo lo que ocurre alrededor de ?Súper Mario? es ruidoso. Desde su juego hasta su extravagante entorno. Con el delantero italiano, quien llegó a afirmar que era ?mejor que Messi?, no hay un momento de calma. El último culebrón sobre él es su no posible convocatoria para el Mundial de Brasil. Cesare Prandelli, seleccionador italiano, comentó hace unos días que se estaba pensando no llevar a ?Súper Mario? a la gran cita. La razón, una vez más, era su carácter. ?Me llevaré a Balotelli, pero sólo si es respetuoso y está calmado?. Dos virtudes que no se encuentran en un futbolista volcánico, con la mecha siempre a punto de prender. Poco después, el seleccionador italiano, consciente del revuelo que se había montado, matizó su respuesta y afirmó que ?para ver jugar bien a Balotelli siempre ha sido necesario estimularlo. Cuando lo hemos hecho siempre ha funcionado. A veces se equivoca, pero a él no renuncio. Lleva 14 goles con la selección y no son pocas, deberá permanecer cerca de la portería?. Un paso atrás que terminó de confirmar con otra nueva explicación sobre la presencia de Balotelli con Italia: ?No lo dejaré en casa, Mario ha marcado 14 goles y eso es algo que hay que tener en cuenta?. Mientras tanto, el delantero del Milan seguía a lo suyo, enfrentándose esta vez a un comentarista deportivo, al que acusó de ?no entender de fútbol?.
Preocupado de todo, menos del fútbol
Recuerdo unas palabras de Michael Robinson en el partido de ida de Champions League entre el AC Milan y el Atlético. Robison definió a la perfección a Balotelli. ?Está más preocupado por todo lo que no es el fútbol que por el propio fútbol?, afirmó el comentarista inglés tras una falta que Mario Balotelli no pudo lanzar. El italiano, en vez de ir a rematar al área, se quedó cerca del medio del campo con los brazos en jarra. Es difícil comprender el carácter histriónico del italiano. Ni siquiera José Mourinho, 'domador' de jugadores (lo logró con Ibrahimovic), pudo con él. Algunos alegan a su dura infancia. Balotelli nació en Palermo, a donde sus padres llegaron desde Ghana años antes para ganarse la vida. Siendo apenas un niño, Balotelli sufrió graves problemas intestinales. La familia, apenas sin dinero, se vio obligada a recurrir a los servicios sociales para dar a su pequeño en adopción. No quedaba otra: era eso o Balotelli corría grave riesgo de morir. Con tres años fue dado en adopción a Francesco y Silvia Balotelli. Su infancia en Italia fue dura, soportando algunos capítulos racistas que aún hoy se siguen repitiendo. Pero el golpe más duro llegó cuando cumplió la mayoría de edad. Sus padres biológicos aparecieron en escena. La prensa les acusó de oportunistas, acudiendo a la caza de un hijo que se había hecho famoso marcando goles. No fue hasta los 18 años cuando Mario Balotelli pudo adquirir la nacionalidad italiana. La ?azzurra? se hacía así con un futbolista que sorprendió desde muy joven por su potencia, incapaz de contener cuando está centrado, algo que, desgraciadamente, no ocurre muy a menudo.
La Euro 2012, su mejor momento
La prueba de ello es que con apenas 23 años ha pasado por tres equipos ya. Salió del Lumezzane para recalar en el Inter. Fueron tres años con pocos goles (su mejor cifra fueron nueve) y repletos de polémica, como cuando fue grabado con la camiseta del AC Milan, equipo del que Mario es aficionado. Su siguiente paso fue el Manchester City. Los ?citizens? creyeron en él, pero su juego sobre el campo nunca fue el esperado. En tres temporadas sumó tan son sólo 30 goles. Cansado de todo, Balotelli aterrizó hace dos temporadas en el AC Milan. Su trayectoria en el equipo ?rossoneri? ha estado llena de altibajos. Siempre sin alcanzar el nivel que se esperaba de él. Cesare Prandelli sí logró a medias en la Eurocopa de 2012, donde ?Súper Mario? firmó el mejor partido de su carrera en las semifinales ante Alemania. Desde entonces no ha habido casi nada de él. Brasil, si finalmente Prandelli decide llevarlo, será la última oportunidad para confirmarse como uno de los mejores delanteros del mundo.
Texto: Héctor García