Actualidad FIFA y UEFA
Ser anfitrión...un regalo envenenado
Brasil vive en una encrucijada a falta a poco más de dos meses para que comience el Mundial. La organización del Mundial y los costes (mucho más altos de los esperados) están provocando grandes críticas sociales. Las manifestaciones en contra de la Copa del Mundo se suceden cada día. Romario, campeón del mundo en 1994 con la ?canarinha?, ha sido uno de los más críticos, llegando incluso a enfrentarse con excompañeros, como Ronaldo, embajador de la cita. Mucho más al margen, nunca se pueden comparar los temas sociales con los deportivos, el Mundial de Brasil también levanta cierto recelo entre los aficionados al fútbol. El fantasma del Maracanazo, a pesar de que hayan pasado ya sesenta y cuatro años, sigue presente en todos. Es un temor que se ha transmitido de padres a hijos.
Uruguay, anfitrión y campeón
La historia de los anfitriones en los mundiales no resulta nada esperanzadora para Brasil, y es que son muy pocos los equipos que pudieron ser campeones en casa. El primero de ellos fue Uruguay en el Mundial de 1930. Los anfitriones, en un torneo donde condicionado por la poca presencia de selecciones europeas (sólo acudieron Francia, Yugoslavia, Bélgica y Rumanía) derrotaron en la final a Argentina por 4-2. Las razones de la celebración del primer Mundial en Uruguay respondieron al deseo de Jules Rimet, presidente de la FIFA, quien quiso que el campeonato del mundo se disputara allí para celebrar el Centenario de la Jura de la Constitución del país sudamericano.
Italia 1934, mientras, atendió a los deseos políticos de Benito Mussolini. El dictador utilizó el campeonato y el triunfo de la ?azzurra? para exaltar el nacionalismo. Las crónicas sobre ese Mundial apuntan a que fue uno de los más condicionados de la historia, con arbitrajes claramente favorables a los italianos. La suerte de los anfitriones se acabó cuatro años más tarde, en Francia. Los galos cayeron en los cuartos de final ante Italia, la que a la postre fue nuevamente campeona del mundo tras ganar a Hungría 4-2 en la final.
Varios años de maldición
Tras el parón por la Segunda Guerra Mundial el campeonato volvió a Sudamérica: Brasil. Fue un Mundial hecho a la medida de la ?canarinha? desde el principio hasta el final. Pero Uruguay apareció en el último escalón de manera inesperada para arrebatar el Mundial a Brasil. La maldición de los anfitriones terminó de tomar forma en los siguientes tres campeonatos: Alemania Federal se impuso en Suiza 1945?, Brasil hizo lo propio en Suecia 58? y la ?canarinha? repitió cuatro años más tarde en Chile. A pesar de todo, Inglaterra, solicitó jugar el Mundial de 1966 en las islas, la cuna del fútbol. Los ingleses, que desde su participación en 1950 no habían hecho nada reseñable, se acabaron llevando el título tras ganar a Alemania en una de las finales más polémicas de la historia.
México fue la sede del campeonato en 1970. Los anfitriones consiguieron su objetivo de pasar la primera fase, pero en los cuartos de final no pudieron hacer nada ante Italia (4-1). El campeonato lo acabó ganando Brasil, precisamente ante Italia y por el mismo resultado: 4-1. En los dos años siguientes volvió a sonreír el anfitrión: Alemania ganó en 1974 y Argentina, en un campeonato muy marcado por la dictadura de Videla, levantó el trofeo en casa en 1978.
Si Brasil vivió el Maracanazo, España pasó por un capítulo de frustración en su campeonato en 1982. Todo salió mal desde el principio, con derrota ante equipos como Irlanda del Norte. La presión pudo con ellos, aunque no con Italia, en una de las mayores sorpresas de la historia de los mundiales: la ?azzurra? conquistó un nuevo campeonato tras ganar a Alemania en la final. En 1986 el Mundial regresó a México. Los anfitriones, esta vez con mejor equipo que en 1970, volvieron a caer en los cuartos de final. El triunfo final fue para Argentina y, particularmente, Maradona, quien firmó la mejor actuación individual de un jugador en el campeonato. Italia, tras ganar en casa y fuera, solicitó el Mundial de 1990 con el objetivo de repetir la hazaña. Sin embargo, la ?azzurra? no pudo y cayó en semifinales ante Argentina. La albiceleste, en una de las finales más rácanas de la historia, fue incapaz de derribar el entramado táctico de Alemania, que sumó una nueva estrella en el país transalpino.
Francia, el último anfitrión en ganar
El Mundial, consolidado en Europa y Sudamérica, comenzó en 1994 un nuevo periplo por el mundo, con el objetivo de encontrar nuevos mercados. Estados Unidos fue la primera apuesta de la FIFA. En lo organizativo no hubo ningún reproche, pero sí en lo deportivo. Fue el Mundial más lento de la historia, con los equipos agotados por las altas temperaturas y humedad. La final fue un claro reflejo de lo ocurrido durante todo el campeonato, decidiéndose por primera vez por penaltis a favor de Brasil.
Francia fue el comienzo de una nueva era en la historia de los Mundiales. Los galos apostaron por un campeonato multicultural, empezando por su selección, conformado por jugadores de las viejas colonias francesas. Liderados por Zidane, los ?bleus? ganaron su primer campeonato destrozando a Brasil en la final por 3-0. Precisamente los galos son los últimos anfitriones que han podido ganar un Mundial en casa. Japón y Corea, organizadores conjuntos en 2002, vieron como el campeonato fue para Brasil. Alemania, con una selección en plena fase de renovación, presenció la venganza de Italia en 1990. Sudáfrica, en 2010, respondió al interés de la FIFA de llevar el Mundial a África por primera vez y dar un impulso al fútbol africano, siempre prometedor, pero estéril a la hora de la verdad. Una historia muy parecida hasta entonces a la de España, quien por primera vez colocó la estrella en su camiseta.