Inicialmente, quiero dejar constancia de que nada, absolutamente nada, de lo que voy a manifestar a lo largo del recorrido de este PROGRAMA SUPERIOR DE DESARROLLO INTERIOR, es verdad, si no ¡Mi verdad! Producto de la observación atenta, y del sentir interior. De hacer caso a mis experiencias. Actualmente estar pendiente de ellas, es lo que avala mis verdades. Si no le hacemos la autopsia a las experiencias, ¿de qué nos sirve tenerlas? Las experiencias hablan. Escucharlas te permite ingresar en la mejor Universidad que existe, la de la Vida .Un PROGRAMA basado más en la reflexión, que en la afirmación, en la duda, que en la certeza. No pretendo desde mi óptica, descubrir innumerables aportaciones nuevas, ni ser transgresor con las mismas, sino más bien recordar al ser humano, aquello que casi a diario tiende a olvidar y, paradójicamente, a diario le produce malestar.