La optimización de las formas de construcción de situaciones de progresión y desequilibrio observada en los últimos años, invita a reflexionar sobre si la variabilidad defensiva ha crecido a la par.
Cada vez se hace más necesario que los equipos sean altamente virtuosos a la hora de recuperar el balón.
El dominio de los recursos habituales, los medios preventivos y reactivos es altísimo.
Sin embargo, aún estamos huérfanos de fundamentos relativos a una actividad defensiva que tome iniciativas, que se anticipe a las acciones de los atacantes, y no solo responda ante las mismas.