Los niños y jóvenes muestran en principio los mismos síntomas de adaptación que los adultos en el entrenamiento de la resistencia (“endurance”); los cambios no sólo afectan las magnitudes morfológicas y cardiopulmonares, sino también una serie de parámetros fisiológicos (Ilg/Köhler, 1977; Lennartz/ Pohl, 1977; Köhler, 1977; Keul y cols., 1981; Gaisl/ Buchberger, 1982 y 1986). Por lo tanto, en la edad infantil se observan síntomas de adaptación estructural y funcional de los órganos y sistemas orgánicos que participan de forma decisiva en el rendimiento o que constituyen una limitación para dicho rendimiento