Del mismo modo que cuando proponíamos prácticas de juego para la mejora de aspectos físicos, técnicos, tácticos o psicológicos lo hacíamos mediante situaciones simuladoras preferenciales, tratando de desvirtuar lo mínimo posible el contexto de juego, alejándonos lo menos posible de la realidad del mismo y entrenándolo en situaciones lo más parecidas al contexto en el que se va a desarrollar la competición.