El gusto por el fútbol empieza con la forma en que se aprende a jugar desde pequeño. Este aprendizaje está repleto de valores morales que no solo se adquieren en el terreno de juego, sino también fuera de él. La obligación de los entrenadores es conseguir que se capten de manera atractiva esos valores. Los principios y normas que rigen el fútbol van más allá de las reglas de juego y de las cuestiones disciplinarias.
La actuación de toda persona involucrada en el fútbol también está sujeta a proceder con ética, respeto, honestidad e integridad, tanto en su vida profesional como personal.