En España es fácil y hasta simple explicar a Louis Van Gaal, Su imagen siempre fue de la mano de su libreta y de la archiconocida frase: Tú siempre negativo, nunca positivo. En esa libreta apunta todos los fallos, todo lo que ocurre durante el juego que posteriormente hay que corregir. No se podría entender ni por casualidad a Van Gaal sin su libreta. Ahí está todo lo que pasa por la cabeza del holandés durante un partido. Pese a la caricatura y al estereotipo que se hizo de su persona en España, nadie en el mundo del fútbol puede discutir los logros de Van Gaal y sobre todo, nadie podrá discutirle la manera de conseguir esos logros. Si se le puede discutir las formas ante la prensa y algunos jugadores. En los noventa su Ajax fue un manual del buen juego y de didáctica de futbol. Fue campeón de Europa con jugadores como Kluivert o Seedorf, entre otros, que no pasaban de los 18 años. Su siguiente destino fue el Barca. Su paso por el Barca tuvo de todo. Éxitos y convulsiones. Siguió en la selección holandesa y fue la decepción del 2002, sin duda su fracaso más sonado. Volvió a ganar la Eredivisie holandesa con el AZ 67 Alkmaar, a la siguiente temporada de perderla ante el PSV en la última jornada. Y aunque en el Bayern Múnich comenzó con los clásicos altibajos y derrotas de sus equipos cuando empiezan los campeonatos, terminó venciendo en el Bundesliga y jugando la final de la Champions en Madrid, ante el Inter de Mourinho.