Años antes de que Rafa Benítez, José Antonio Reyes, Cesc Fàbregas y compañía irrumpiesen con fuerza en la Premier League, un pequeño grupo de jóvenes aventureros españoles ya se había lanzado con valentía a la conquista de las islas. Eran los ‘Three Amigos’, tres productos de la cantera del Real Zaragoza que no dudaron en aprovechar la ‘sentencia Bosman’ para buscar fortuna en el Wigan Athletic, recién adquirido por el ex futbolista de Blackburn Rovers y empresario David Whelan. Así fue como Roberto Martínez Montoliú (Balaguer, 13/VII/1973) inició su carrera británica, junto a Jesús Seba e Isidro Díaz.
Tenía apenas 22 años y había asomado fugazmente en la Primera División española, pero su voraz apetito de nuevas experiencias y el proyecto de Whelan le convencieron de ponerse a prueba en la cuarta categoría del fútbol inglés, entonces llamada Third Division. Aunque recuerda con cariño aquella época, ni siquiera él imaginaba entonces que aquellas batallas en ligas inferiores acabarían por convertirle en un manager reconocido y valorado en la Premier League, ya con más de 100 encuentros a sus espaldas.
Porque, cerca de dos décadas después, Roberto Martínez trata de mantener a flote al Wigan en la que según muchos es la liga más potente de Europa y del mundo. Con uno de los presupuestos más modestos de la competición ya ha logrado el milagro de la permanencia en la 2009/2010 y la 2010/2011, algo que animó al Aston Villa a llamar con gran interés a su puerta durante el último verano. Pero Martínez ha interiorizado ya la forma británica de entender el fútbol; y como Ferguson en el Manchester United o Wenger en el Arsenal, permanece fiel a un proyecto en el que es mentor y mano ejecutora.