La temporada 2012-13 pasará al recuerdo por ser exhausta. Demasiado larga y monótona en ocasiones. La Liga sobre todo, donde el título estaba decidido desde el mes de enero. Algo que, al final, ha acabado siendo negativo para Barcelona y Real Madrid. Los dos equipos sólo compitieron desde entonces en la Champions. Tito Vilanova (Roura durante su ausencia) y Mourinho utilizaron la Liga para meter nuevos jugadores y dar descanso al once inicial. Malo para futbolistas acostumbrados a jugar tres partidos en una semana. La ida de las semifinales de la Champions lo evidenció. Xabi Alonso, al margen de sus problemas físicos, vio como los cohetes del Borussia le superaron en todas las acciones.
Lo mismo que Khedira, en constantes rotaciones con Modric. Pepe también sufrió con una cadera oxidada ante Lewandoski. Al Barcelona le ocurrió más de lo mismo ante los torpedos del Bayern. Xavi, Iniesta y Busquets fueron incapaces de controlar el ataque en acordeón de los de Múnich. El 7-0 en el global de la eliminatoria obliga a reflexionar al cuadro culé. Ha ganado una Liga, tal vez la más cómoda de su historia, pero no ningún gran duelo de la temporada. Perdió ante el Madrid en la Liga y en la Copa. En Europa las cosas no fueron mejores: no ganó ningún partido al PSG y perdió ambos ante el Bayern. Sin olvidar el 2-0 en San Siro ante una de las peores versiones del Milan de la historia. Luego lo arregló una semana después con el 4-0 en el Camp Nou, aunque era un espejismo. Europa, esta temporada, se la había quedado grande al Barcelona. Piqué lo resumió de la mejor manera posible tras caer ante el Bayern: Ya no somos los mejores. El remedio parece ser Neymar, un jugador brillante. La única duda sobre el brasileño es que si será capaz de jugar junto a Messi, un futbolista que acapara todos los focos para él. Pero ese análisis ya será para el mes de agosto
El que no tendrá más exámenes será Mourinho. En las páginas interiores intentamos analizar si ha merecido la pena su paso por el Real Madrid. Deportivamente sí. El equipo blanco ha dado un paso adelante colocándose entre los equipos top del panorama europeo. Pero el portugués se perdió en demasiados enfrentamientos internos que desembocaron en una guerra civil: entrenador contra jugadores. El mayor error en el que puede caer un técnico. Tal vez el personaje se ha acabado comiendo a la persona. Mourinho deberá reflexionar sobre esto en el futuro. Y es que no siempre vale con ser The Special One. Y menos en el Madrid, una trituradora de entrenadores.
El año deja un gran ganador. Inesperado y al que muchos han intentado jubilar. Es Jupp Heynckes. El alemán ha construido uno de los mejores equipos de los últimos años. Parecido en cierto modo al mejor Barcelona de Guardiola. Precisamente será éste quien se haga cargo de la herencia que deja Jupp Heynckes. ¿Estará Pep a la altura? La papeleta es envenenada. Otro de los nombres propios de este año es el de Sir Alex Ferguson. Bueno, de toda una vida. El dueño de las llaves de Old Trafford lo deja. Cansado y con achaques, el escocés decidió que ya era bastante con 26 años. Atrás quedan dos Copas de Europas, varias Premiers, entre otros grandes títulos. Pero su gran obra habrá sido el propio Manchester United. Su equipo. David Moyes toma el relevo. ¿Otros 26 años? En el teatro de los sueños todo el posible.
Por cierto, sería un pecado olvidarme de Simeone. El triunfo desde el esfuerzo y el coraje. Se puede discutir su estilo, pero no sus resultados. Una Supercopa de Europa, una Europa League, una Copa del Rey y la clasificación directa para la Champions League en menos de dos años. El Cholo, como Alex Ferguson para el Manchester, ya es un mito en el Calderón.