Luis Aragonés nos ha dejado, pero su recuerdo siempre permanecerá muy vivo en el fútbol español. Especialmente en la Selección. Él fue el precursor de lo que hoy tenemos. Una apuesta arriesgada. Todo comenzó en la derrota ante Francia en el Mundial de Alemania de 2006. Un nuevo varapalo del que Luis se repuso trabajando de una manera distinta: busco una idea, un punto de apoyo sobre el que se moviera la Selección. Casualidades del destino, la encontró en un partido ante Dinamarca en el camino a la Eurocopa de 2008. Se ganó 0-2, pero la victoria no fue tan importante como el estilo: allí nació el tiqui-taca. Una nueva identidad, la de La Roja por encima de la España de la Furia. Nos falta físico de base, había repetido una y otra vez Luis para referirse al patrón de jugadores españoles. Una debilidad que se acabó convirtiendo en una bendición. Los locos bajitos rompieron con todo. También con algunas de las ideas del técnico madrileño. La buena relación entre él y Xavi fue clave para que España ganara la Eurocopa de 2008. Luis se lo jugó todo al buen fútbol, sin importar las consecuencias. El resultado fue la mejor generación del fútbol español y una de las mejores de la historia.
Luis Aragonés también es leyenda en el Atlético de Madrid. Allí estuvo diez años de jugador y media vida de entrenador. Como él mismo decía, un día se acostó futbolista y se levantó entrenador. A Luis Aragonés siempre le acompañó su tono castizo (nació en el barrio madrileño de Hortaleza) y su punto de ironía. Trato con todo tipo de jugadores y presidentes, sobre todo Jesús Gil, en una relación de amor y odio. Siempre de frente, como cuando cruzó la mirada con Romario, agarró del cuello a Etoo o decidió que Raúl ya no vestiría más la camiseta de España. Sin embargo, no encontrarán a ningún futbolista que hable mal de él. Se podía estar de acuerdo o no con sus ideas o formas, pero no con su papel como entrenador. El Sabio de Hortaleza conocía a la perfección todos los entresijos del fútbol, cada rincón. Un motivador puro, como reconocen todos los futbolistas que compartieron con él la Eurocopa de 2008.
Luis también pasó por varios de los banquillos más importantes del fútbol, desde el Barcelona, donde apoyó a los jugadores en el motín del Hesperia a pesar de las consecuencias para él (fue despedido tras acabar la temporada), hasta el Valencia. Betis, Oviedo, Sevilla, Espanyol y Mallorca fueron sus otros equipos en España. En todos dejó un recuerdo imborrable, un vacío que será difícil tapar. También en el Fenerbahçe, su disparatada aventura turca tras la Eurocopa. A pesar de no entrenar desde entonces, Luis siempre ha ejercido. Es más, se marchó siendo entrenador, negando la información que apareció hace unos meses que decía que se retiraba. Luis Aragonés era puro fútbol, un hombre pegado a un balón y unido al banquillo, su verdadera casa, el único lugar del mundo donde se le comprendía del todo. Descanse en paz el Sabio del fútbol español.