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Editorial de la Edición 98Por Oscar Cano
Redator de www.Futbol-tactico.com
El soporte de los ideales
Se baja el telón de otra temporada futbolística. Atrás quedan once o doce meses de proceso para tratar de alcanzar el producto deseado.
Llama poderosamente la atención que en esa urgencia por salir victoriosos, cada vez son más los equipos que abandonan toda identidad procedimental en busca de algo que no existe pero que consideran como un atajo hacia el éxito.
Todos dicen querer ganar, y posiblemente trabajen a destajo por conseguirlo, pero pocos trazan un camino y deciden recorrerlo con la seguridad de que tarde o temprano no sólo van a ganar, sino que van a implementar con ello una cultura que les protegerá y les permitirá, curiosamente, seguir ganando más.
El Barça y el Real Madrid representan las dos realidades presentes.
Mientras los de Luis Enrique custodian los conceptos heredados y le añaden aspectos que enriquecen la propuesta, Florentino Pérez sólo sabe que quiere vencer sin permitirse el lujo de saber cómo hacerlo.
La cultura de la victoria es inherente a los grande clubes, pero las diferencias se marcan en el hecho de que simultáneamente a la inevitable conquista de trofeos, unos deciden identificarse con algo más que el hecho de vencer, mientras otros únicamente valoran los aspectos cuantitativos de los desenlaces.
Educar al entorno, posibilitar su identificación hacia unos valores y conceptos concretos parte de las convicciones de quienes lideran los proyectos, toma vida en el terreno de juego y se irradia en el ambiente hasta convertirse en la razón por la que estimularse.
Más allá del segundo triplete obtenido por el F. C. Barcelona, la satisfacción se halla en esos miles de aficionados que han recorrido el camino desde Rinus Michels, pasando por Cruyff, y llegando a Pep o Luis Enrique.
En la capital de España, unas veces se opta por la contundencia de Capello o Mourinho, otras por el talento de Zidane, Redondo, Ronaldo, Modric, James o Isco, y ahora llega Rafa Benítez, un técnico que tratará de mecanizar las conductas de los suyos en pos de recuperar la gloria.
Llama poderosamente la atención que en esa urgencia por salir victoriosos, cada vez son más los equipos que abandonan toda identidad procedimental en busca de algo que no existe pero que consideran como un atajo hacia el éxito.
Todos dicen querer ganar, y posiblemente trabajen a destajo por conseguirlo, pero pocos trazan un camino y deciden recorrerlo con la seguridad de que tarde o temprano no sólo van a ganar, sino que van a implementar con ello una cultura que les protegerá y les permitirá, curiosamente, seguir ganando más.
El Barça y el Real Madrid representan las dos realidades presentes.
Mientras los de Luis Enrique custodian los conceptos heredados y le añaden aspectos que enriquecen la propuesta, Florentino Pérez sólo sabe que quiere vencer sin permitirse el lujo de saber cómo hacerlo.
La cultura de la victoria es inherente a los grande clubes, pero las diferencias se marcan en el hecho de que simultáneamente a la inevitable conquista de trofeos, unos deciden identificarse con algo más que el hecho de vencer, mientras otros únicamente valoran los aspectos cuantitativos de los desenlaces.
Educar al entorno, posibilitar su identificación hacia unos valores y conceptos concretos parte de las convicciones de quienes lideran los proyectos, toma vida en el terreno de juego y se irradia en el ambiente hasta convertirse en la razón por la que estimularse.
Más allá del segundo triplete obtenido por el F. C. Barcelona, la satisfacción se halla en esos miles de aficionados que han recorrido el camino desde Rinus Michels, pasando por Cruyff, y llegando a Pep o Luis Enrique.
En la capital de España, unas veces se opta por la contundencia de Capello o Mourinho, otras por el talento de Zidane, Redondo, Ronaldo, Modric, James o Isco, y ahora llega Rafa Benítez, un técnico que tratará de mecanizar las conductas de los suyos en pos de recuperar la gloria.
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Portada Nº 98
