El fútbol sala avanza cada día un poquito más. Nos encontramos con jugadores universales y polivalentes que pueden desempeñar distintas funciones en el campo. Vemos como los pívots cada día son más completos, más dinámicos no exentos de corpulencia y un juego al uso en la posición de pívot. Al mismo tiempo nos encontramos con porteros de fútbol sala que poco a poco van evolucionando su manera de jugar incorporando nuevas destrezas y habilidades a base de trabajo específico gracias a entrenadores y entrenamientos enfocados a su posición. Los entrenamientos y la evolución han ido propiciando porteros que leen el juego, que dominan el juego con el pie de manera excepcional, que juegan en ocasiones como un cierre más dando ayudas y coberturas defensivas a sus compañeros.
Son porteros que de verdad son un jugador de campo. Su hábitat natural ya no se reduce a los seis metros de su área sino que dominan y leen el juego y eso hace que su espacio de actuación se amplíe considerablemente.