Vivimos unos momentos convulsos para nuestro deporte donde la figura del entrenador está cada vez más denostada y vilipendiada.
El tópico de que todos llevamos un entrenador dentro se hace más palpable en nuestro deporte donde todo el mundo, compañeros incluidos se atreven a criticar el trabajo realizado por los entrenadores.
Pocos son los que se paran a pensar lo que conlleva dirigir a un equipo de alto rendimiento en el deporte que sea y más en el fútbol sala. Lo fácil y lo sencillo es poner en tela de juicio el trabajo realizado por un compañero o un entrenador, cuando los que hemos vivido el día a día de un equipo sabemos de lo complicado que es entrenar y llevar a buen puerto lo que como entrenador y como máximo responsable de un equipo pretendes.
El entrenador tiene que lidiar en su día a día con jugadores, con los rivales, con la presión de la directiva, con las expectativas que la afición tiene o con la prensa que valora cualquier movimiento que realice. Si a estos factores, que ya de por si generan presión sobre el cargo del entrenador, unimos el de los supuestos compañeros que libremente critican el trabajo realizado es que algo va mal dentro del colectivo de los entrenadores de fútbol sala.
Nos han ganado pero no sé a qué juegan, No han hecho nada para ganarnos, Han llegado dos veces y nos han ganado.. Todos hemos escuchado expresiones como estas o similares en boca de algunos de nuestros compañeros. ¿Al final qué nos indican?. Pues una falta de respeto hacía el trabajo realizado en el día a día que un entrenador vive con su equipo y hacía una profesión que si de algo necesita y carece es de unión y corporativismo.
Cuando un equipo gana es porque ha hecho algo mejor que el rival dentro de lo multifactorial que es un partido. Pongámosle el apellido que queramos: ha defendido mejor, ha aprovechado sus dos o tres ocasiones, ha tenido más claro a lo que jugaba, etc
es irrelevante. La clave es que nos ha ganado porque ha hecho algo mejor que nosotros que ha determinado que el partido cayera de su lado. Eso es así.
Por lo tanto dejémonos ya de excusas y de críticas hacia los compañeros entrenadores. Mirémonos más hacia nosotros y menos a lo que hace o deja de hacer el compañero. Trabajemos para mejorar nuestro equipo sin entrar a valorar lo que hacen los demás. Estamos muy necesitados de unión entre los entrenadores de fútbol sala.