Jugar al Ataque.

Por Álex Couto. Entrenador UEFA PRO

  27/03/2020

Jugar al Ataque

El fútbol es incierto, sostenido bajo un manto cada vez más profundo de complejidad, pero no es confuso. En el fútbol los conceptos están claros y bien definidos desde el momento en el que la pelota pasó de ser un elemento básico de juego a una conjunción que une intenciones comunes. Pero con la dinamización de la difusión futbolística producto de los nuevos tiempos, parece que la cosa se enturbia por momentos cada vez que alguien llega a una posición relevante y se le analiza sus intenciones y su bagaje anterior.

Atacar en fútbol es llevar la pelota hacia la portería contraria con ánimo de marcar gol. Se ataca de manera colectiva o individualizada, con alternancia de pases cortos o largos, con la utilización de todas las herramientas que surgen del desarrollo de la técnica, con la certeza de que nada se puede dar por cierto hasta que se genera, se produce y se vincula a un orden colectivo de carácter holístico. Jugar con la pelota supone interpretar en cuestión de una unidad de tiempo mínima todas las variables que surgen como consecuencia de la movilidad de los compañeros, aquellos que lo hacen correctamente y aquellos que se equivocan, todo lo que limita o condiciona la posición de los adversarios, tanto los cercanos que acosan como los lejanos que cierran potenciales espacios posteriormente aprovechables. Decidir es despejar incógnitas, un polinomio con diferentes posibilidades a los que hay que determinar el valor de lo desconocido a través de los datos que poseemos en ese momento. Jugar es decidir previa interpretación para actuar contra la restricción interpuesta por el rival para dar continuidad al desarrollo del juego con ánimo de llegar a marcar gol.

Lo podemos explicar de mil maneras, pero al final todo se cierne en torno a conceptos muy concretos, hay un espacio común de juego, hay un equipo que no tiene el balón que lo quiere y hay otro que tiene el objetivo de meterlo, mientras pueda, en el arco contrario. Si tengo la pelota ataco, si no la tengo defiendo para que no me metan gol y en función de mis criterios estratégicos como equipo, defiendo para poder recuperar la pelota y así proceder a atacar.

Jugar al ataque es disponer de la posibilidad de poder llevar la pelota al marco contrario el mayor número de veces a lo largo de un partido. Sabedores de que el fútbol es un deporte acíclico y que se enriquece de la discontinuidad de las posesiones, jugar al ataque supone disponer de la pelota para proyectarme con los jugadores disponibles hacia los espacios libres que me permiten circular el esférico con mayor probabilidad de seguir dando continuidad al juego y así incrementar mis posibilidades de finalizar la acción con tiro, con remate a gol.

Jugar al ataque es eso, poder tener el balón el mayor número de veces para llevarlo a situaciones de finalización en las que pueda provocar la máxima eficacia posible.

Por lo tanto, ¿por qué hay tantas dudas conceptuales en relación a este término? Jugar al ataque no es tener la posesión del balón, es disponer de él todas las veces posibles para, superando las barreras defensivas adversarias, poder finalizar, si es posible en gol. Jugar al ataque no es tener la pelota para defenderte con ella, no es jugar en corto y con prevalencia del asociacionismo vinculado al movimiento propio y ajeno. Jugar al ataque no es dar el mayor número de pases posibles o tener el mejor ratio de acierto en el pase. Se puede jugar al ataque con pocos pases, con juego directo, con juego más o menos individualizado o colectivizado. Se puede ser ofensivo sin caer en la demagogia del estilo. Un equipo es ofensivo por que lleva la pelota a situaciones de finalización el mayor número de veces en contraste con su rival. A veces, según las circunstancias del momento de cada ataque, tendrá que relacionarse entre muchos y con muchos pases, otras veces podrá resolver con acciones en las que participan pocos jugadores, en ocasiones podrá jugar en largo porque conviene y en otras te obligarán a ir por donde más te molesta. Pero si lo realizas el mayor número de veces posible, estarás jugando al ataque.

Defender para atacar es la concepción básica de quien juega al ataque y ello no significa defender en bloque alto o bajo o medio, defender para atacar es tratar de recuperar el balón lo más pronto posible desde el instante que lo pierdes para contragolpear y así poder aprovechar los espacios disponibles que derivan del despliegue previo del adversario que estaba atacando.

Sí, contragolpear el mayor número de veces es jugar al ataque y cuantas más veces robes el balón en el proceso acíclico del juego, más posibilidades de contraatacar y así mayor posibilidad de finalizar las acciones. Ni transiciones ni vueltas de tuerca, ¡pierdo el balón, me ordeno para defender, recupero el balón, me despliego para contraatacar! Si el ataque se inicia desde el propio marco o partiendo de un saque de cualquier situación de balón parado, no estaremos en un contraataque, sino en un ataque de carácter más o menos organizado en función de las capacidades de los equipos y las particularidades de sus componentes en cada momento y circunstancia del juego.

¡No regalemos espacio a la confusión y no dejemos que la base de sustento creativa y conceptual del fútbol sea manipulada por cualquiera! Para esto estamos, para poner los conceptos donde se merecen y no hay más merecimiento para un concepto futbolístico que estar situado en la certeza.

Vale.

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