ANÁLISIS TÁCTICO
En fase de ataque, Gerardo Martino dispuso a su equipo en 1-4-3-3, con Antuna y Alvarado como extremos, y Jiménez como delantero centro, ofreciendo las ayudas ofensivas necesarias a sus compañeros, para tener el equilibro colectivo necesario desde la profundidad. En el inicio de juego, Ochoa se relacionaba con sus centrales en las inmediaciones del área para que éstos, y sin demasiados problemas, hicieran llegar el balón a Álvarez, que se ofrecía sobre la espalda del punta rival. De esta manera, su despliegue ofensivo se modificaba temporalmente en 1-2-1-4-3, con Rodríguez y Gallardo en máxima amplitud, ayudados por Dos Santos y Gutiérrez sobre los carriles exteriores. Álvarez, al situarse por detrás de Cavallini y movilizarle de manera horizontal, trataba de generar superioridad en banda con la ayuda del lateral, interior, y extremo del lado activo. De esta manera Jiménez podía aprovechar los espacios libres detrás de los medios centros rivales, y ofrecer una posterior línea de pase a la hora de realizar un cambio de orientación combinativo. Ya en zona de finalización, y aprovechando la superioridad posicional que habían generado, hacían llegar con rapidez el balón a zonas de remate. Justo ahí, se manifestaba el buen reparto de espacios que Martino ha dado a la Tri. Jiménez, fijaba a su par e impar cercano, el extremo contrario, al lateral, y Guardado (lesión de Gutiérrez 16’), tras quedar liberado a la espalda de los desordenados medios centros rivales, aprovechaba sobre el carril central, y desde la segunda línea de ataque, los espacios para poner el apuros y conseguir los goles de su equipo.
En transición defensiva y tras la pérdida del balón, realizaban un acoso inmediato tras la pérdida del balón en campo rival. Los interiores eran los encargados de acosar al poseedor del balón, siendo ayudados de cerca por los jugadores cercanos a la zona activa. Además, sobre el lado débil el externo opuesto, junto al lateral, que realizaba vigilancia sobre los espacios de participación, desarticulaban la posible salida rival por su flanco.
En fase defensiva no modificaban su estructura, ubicando su dispositivo defensivo en bloque medio durante la primera mitad, y realizando un marcaje combinado con acoso sobre el poseedor del balón. Ya en la segunda, y debido a los espacios interlineales que generaban los dos los interiores por el desgaste, priorizan su profundidad defensiva sobre los espacios potencialmente aprovechables en campo rival. Álvarez expuso sus virtudes defensivas a la hora de realizar las ayudas necesarias sobre la última línea defensiva, cuando ésta, se desajustaba.
En transición ofensiva se mostró como un equipo capacitado para aprovechar los espacios generados a espalda de la primera línea de acoso rival, mediante acciones verticales. La conducción fue determinante tras el robo de balón, por parte de los tres medios centros. La velocidad ofensiva empleada sobre el espacio libre, evitaba la neutralización rival en la realización del repliegue. El objetivo era hacer llegar el balón con rapidez a los extremos, tras movilizar a los centrales a zonas incómodas.
Jonh Herdman planteó un partido donde en fase ofensiva, y utilizando un sistema 1-4-4-2, su equipo trataba de evitar pérdidas innecesarias en campo propio. Para ello empleó un juego directo desde su primera línea de construcción. Su ritmo de juego fue decayendo según transcurría el encuentro, mostrando sus carencias en esta fase, al no ser capaz de sorprender a los Mexicanos, mediante el aprovechamiento de espacios libres, que sus dos interiores generaban. Evitaron la posesión del balón durante gran parte del encuentro, no logrando desorganizar lo suficiente al dispositivo defensivo rival. Su juego directo, era direccionado hacia los carriles exteriores, donde, sus laterales tras saltar de línea hacían llegar el balón en situaciones de igualdad a Cavallini y a los dos medios que avanzaban. Pero la falta de dinamismo ofensivo para generar desajustes sobre la última línea defensiva rival les hacia perder el balón con rapidez.
En transición defensiva optó por realizar un repliegue sobre campo propio tras la pérdida del balón, evitando, de esta manera, que los peligrosos extremos locales expusieran a su última línea defensiva a situaciones comprometidas. Su primer dispositivo, y durante el proceso de repliegue, trataba de ralentizar las acciones verticales rivales, orientándolas hacia los carriles exteriores, pero generando superioridades numéricas sobre los espacios de participación de Antuna y Alvarado.
En fase defensiva situaron su 1-4-5-1 en bloque bajo, realizando un marcaje combinado y con una actitud conservadora. Sus dos laterales, desajustaban a la última línea al saltar al acoso sobre los extremos cerca de la zona de creación, sin que ningún compañero de la línea medular realizara un desdoblamiento defensivo compuesto. De esta manera, se habilitaba un espacio que fue aprovechado por los laterales rivales, e incluso el punta, para construir situaciones posteriores de peligro en zona de finalización. Debido a ello, su profundidad se vio afectada al generar demasiados intervalos relevantes en campo propio. En zona de finalización, a pesar de generar superioridades numéricas dentro del área, su desorden en la ocupación de espacios y reparto de funciones en los marcajes, les hizo conceder situaciones de gol y de incertidumbre, cada vez que los extremos rivales llegaban a línea de fondo con el balón contralado.
Tras la recuperación del balón, sus primeras acciones no lograban aprovechar lo espacios intermedios generados a la espalda del primer dispositivo defensivo rival. La primera acción de pase era muy precipitada si se optaba por la profundidad. Y si se optaba por una conducción, no era dirigida hacia los mejores espacios, restándoles opciones para exponer a la última línea defensiva rival.
LAS CLAVES
El Tata Martino dispuso a su equipo en fase ofensiva en 1-4-3-3, donde la amplitud era propuesta por los laterales en campo rival, la profundidad con los tres jugadores más adelantados y el juego interior con Álvarez, Dos Santos, y Gutiérrez. En todo momento el equipo mexicano sometió a los canadienses en esta fase, logrando desorganizarles por los carriles exteriores, y a la espalda de sus dos medios centros tras la entrada de Guardado.
En transición defensiva y tras la pérdida del balón en zona de finalización, los del Tata se organizaban, a través de sus mediocampistas, para realizar una exitosa presión tras pérdida del balón. Para ello, los dos interiores achicaban los espacios de participación del primer receptor sobre la zona activa, ayudados por los compañeros de líneas anteriores y posteriores sobre la zona débil, en el caso de superar la primera zona.
En fase de ataque, zona de finalización y tras la entrada de Guardado, la Tri se equilibraba de manera escalonada durante el proceso de reorganización. En capitán puso de manifiesto su inteligencia táctica para ocupar los espacios intermedios, y liberarse del oponente más cercano, ubicándose en ellos rápidamente, para interrumpir el avance rival y aprovechar los espacios libres cerca de la frontal del área posteriormente, realizando tiros exteriores.
En fase ofensiva y cuando los canadienses decidieron adelantar su dispositivo defensivo, los mexicanos decidieron aprovechar los espacios intermedios a la espalda de los medios centros, para conectar de manera directa con Jiménez y que éste, facilitara situaciones de 1x1 a los extremos en amplitud. Posteriormente y tras ganar el espacio y el duelo, el extremo (Antuna) buscaba el área rival, y distinguía al jugador libre mejor situado (Guardado), para que finalizara la jugada con la mayores garantías. Solidaridad ofensiva en zona de finalización.
En fase defensiva, zona de finalización rival, y tras ser superados de manera directa, Álvarez mostraba sus prestaciones defensivas, realizando los desdoblamientos necesarios sobre los carriles exteriores. Su objetivo era evitar que sus centrales se movilizaran hacia zonas donde sus efectividad iba en decadencia. A la vez, y de manera organizada, un interior ocupaba el espacio libre generado para equilibrar al equipo.
En fase defensiva John Herdman dispuso a su equipo en 1-4-5-1 en repliegue cerca del área de Borjan, realizando un marcaje zonal e intentado evitar las participaciones de los interiores, a la espalda de la línea medular, sobre el carril central. Cuando los mexicanos iniciaban en corto, adelantaban su dispositivo para orientar sus acciones ofensivas sobre los carriles laterales, ralentizándolas durante su proceso de repliegue, sobre el campo propio.
La selección canadiense, en fase de ataque e inicio de juego, supo evitar las pérdidas de balón en campo propio, tras atraer a las dos principales líneas rivales a dicha zona . Para ello, se saltaba a su línea de creación, y buscaba a sus carrileros, que avanzaban de línea con golpeos diagonales de Borjan. Su objetivo era hacer llegar el balón a la situación de igualdad provocada en campo rival, con la mayor rapidez posible.
En fase defensiva, campo propio e intentando neutralizar los centros laterales del equipo rival, los de Herdman se mostraron como un equipo débil y sin las organización estructural necesaria, para afrontar con garantías su objetivo. Su disposición defensiva colectiva le inhabilitaba para afrontar situaciones de igualdad numérica, pero inferioridad posicional, al no ocupar de manera racional los posibles espacios, ni fijar a los rematadores. Guardado, aprovechó este tipo de errores para marcar en varias ocasiones.
En fase defensiva, ya en la segunda mitad, y con marcador en contra, los visitantes adelantaron su dispositivo a bloque medio, y pasando a un sistema 1-4-4-2 tras la entrada de J. David. De esta manera, y mejorando la intervención de los acosos colectivos, forzaron a los locales a cometer errores técnicos en su inicio de juego. De esta manera, consiguieron marcar tras un robo de balón por parte de J. David, que posteriormente facilitó el remate a gol de su compañero Cavallini, tras deshacerse del defensor rival dentro del área.
ANÁLISIS ESTADÍSTICO