La meta de todo entrenador es formar atletas capaces de realizar acciones de forma inteligente y acertada en contextos deportivos aleatorios.
Para conseguirlo, el preparador debe plantearse un estilo de enseñanza motriz no solo centrado en el ámbito técnico, si no en un modelo que favorezca el procesamiento de información razonado. Un deportista por tanto, capaz de recibir información, procesarla, analizarla y tomar la decisión más acertada de forma autónoma y eficaz.