Sin lugar a dudas creo que todos coincidiremos en que la coordinación entre el entrenador y el preparador físico es absolutamente indispensable en los tiempos que corren y que todos nos hallamos alejados de la idea de que el trabajo físico no debe desligarse del trabajo técnico táctico del equipo que más le interesa desarrollar al entrenador. Con esto no nos estamos refiriendo tanto al concepto de trabajo integrado, ya que esto son debates pasados, como sí a la necesidad de que el modelo de juego este presente hasta en la actividad más insignificante que vaya a realizar el equipo. Por esto y en torno a un sistema 1-4-4-2 como tenemos instaurado desde la pasada temporada en el fútbol base del Racing de Santander, enfocamos tres actividades más que conocidas pero en las que muchas veces, por no decir casi siempre, perdemos de vista el sistema y las referencias de juego dándose situaciones en las que el jugador se desenvuelve con acciones técnico-tácticas impropias de su posición habitual en el campo(como por ejemplo: un lateral actuando por el centro del espacio de juego).