Hace ya bastante tiempo, el Barcelona de Johan Cruiff, tenía como sistema de juego base un 1-3-4-3, con este sistema marcó una ideología de juego ofensivo que a casi todo el mundo le encantaba. Por otra parte, en el desarrollo de la fase defensiva todo el mundo reconocía que tenía sus lagunas marcadas por jugar con una línea de tres defensas. Es decir, todo el mundo coincidía en una cuestión, que era un equipo desequilibrado entre las fases del juego. En este aspecto Johan Cruiff pensaba que era más importante hacer goles que encajarlos, decía que su equipo para ganar un partido tenía que marcar un gol más que el equipo adversario.