DESCRIBIR A DAVID SILVA ES UNA TAREA SENCILLAMENTE IMPOSIBLE.
Su talento convierte en novedad prácticamente cada intervención, por lo que catalogar su fútbol carece de toda veracidad. Si lo tratamos de hacer mediante la clasificación habitual de capacidades, aisladas de las relaciones y sin tomar al individuo como una unidad funcional, además de engañarnos, le convertiríamos en un futbolista menor.
Ni se ajusta a los parámetros condicionales a través de los que se analizan a los jugadores, no es veloz ni tremendamente resistente, ni un goleador excepcional, ni concuerda con esa “intensidad” con la que medimos actualmente todo. Si profundizamos, si somos capaces de observar sin prejuicios heredados, si posamos la atención en lo que representa para el juego la presencia del canario, entenderemos mejor la trascendencia de sus movimientos, la eficacia de sus momentos con el balón, en definitiva, la importancia de tenerlo en el césped para colectivizar lo aparentemente distinto.