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Carles Puyol y Xavi Hernández, dos de los tres capitanes del Barça, regresan esta mañana a la Ciudad Condal con un paquete de diez folios debajo del brazo que antes del entrenamiento de esta tarde enseñarán a sus compañeros. En estos folios está escrita la nueva ley que regirá el vestuario azulgrana durante las próximas temporadas, el código que regulará el comportamiento de los jugadores para que no se repitan casos como los de la pasada campaña. El código Barça ya existe y SPORT lo desvela ahora en exclusiva para sus lectores.

La gestación de este reglamento aparece a final de la pasada temporada cuando Frank Rijkaard y Txiki Begiristain se reúnen para buscar las razones al fracaso, encontrar los fallos cometidos que impidieron vivir una tercera temporada exitosa.

Instados por el presidente Joan Laporta, los técnicos pusieron hilo a la aguja para subsanar los fallos detectados. Algunas decisiones fueron implacables, como la marcha de Thiago Motta; otras fueron encaminadas a reconducir actitudes egoístas e insolidarias dentro del vestuario. Y ahí salió la idea de redactar un código interno en el que se especificara concretamente cuáles son las obligaciones de los futbolistas.

Desde que llegó al FC Barcelona Rijkaard dejó en manos de los jugadores la gestión del vestuario, una manera de proceder que marcó el día a día del grupo, que le había dado muy buenos resultados en sus primeras temporadas pero no en la última; a partir de ahora esta dirección variará. La autogestión desaparece del vestuario del Camp Nou y este reglamento pasa a condicionar al grupo.





NO ES DICTATORIAL

El técnico ve cómo su forma de funcionar ha sido alterada aunque el espíritu del código no es el de sancionar a los jugadores que lo incumplan sino el de avisarles de lo que representa pertenecer al Barcelona y todas las obligaciones que esto comporta.

Ha sido Txiki Begiristain y Ana Xicoy, directora general de la entidad, quienes se han encargado de la redacción de este documento cuyos puntos no son revolucionarios, ni dictatoriales, ni suponen coartar las libertades de los jugadores sino que son normas de conducta habituales dentro los clubs de primera línea. La mayoría de estas pautas ya estaban presentes en el comportamiento de la mayoría de los jugadores de la pasada temporada aunque nunca estuvieron escritas como ahora.

A los jugadores se les entregará entre hoy y mañana una copia del documento que deberán estudiar en las próximas semanas y luego, en el caso de considerarlo que se ajusta a sus obligaciones, dar su OK para que los capitanes lo transmitan a Txiki Begiristain.

La aplicación será entonces inmediata y ya nadie podrá excusarse en “no lo sabía”, “creía que podía hacerlo” o “lo siento”. La nueva ley del vestuario será clara para desarmar de razones pueriles a los jugadores.

El club no pretende poner policías a los jugadores para que se comporten como es debido o buscar los incumplimientos de estas normas sino que sepan bien a qué atenderse en el caso de no actuar como modélicos profesionales y estar a la altura del sueldo que perciben. El Barcelona sólo busca que los jugadores estén a la altura del club y no se vuelvan a repetir actitudes nocivas como las vividas durante la pasada temporada.

Las bases en las que se sustenta el código Barça es la profesionalidad a un trabajo y el compromiso de los jugadores a un club. El espíritu está en el fondo de todos y cada uno de los puntos que figuran en las pautas que ha entregado Txiki Begiristain a los capitanes. Es la madre de todas las normas de conducta deseables y exigidas al equipo.

La entidad quiere que los integrantes de la plantilla estén en perfectas condiciones físicas y mentales cuando deban entrenarse o jugar un partido. Esto significa llegar en buenas condiciones y también respetar lo que se llama el entrenamiento pasivo, descansar cuando toca para poder ejercitarse luego en las mejores condiciones.

Por esta razón, el Barcelona prohíbe salir de noche, trasnochar o ir de fiesta a los jugadores los días previos al partido. Es una actitud que perjudica al deportista y, como consecuencia, al equipo. A 48 horas de un encuentro, los jugadores deben estar en casa a las once de la noche. En todo caso, Rijkaard no hará como otros entrenadores de llamar a casa para constatar que están en sus respectivas residencias. No es su estilo.

El Barça quiere que los futbolistas tengan una actitud
en la vida privada que no perjudique su rendimiento deportivo. Este apartado ya se tiene en cuenta por los técnicos cuando deben efectuar un fichaje. El propio Rijkaard analiza concienzudamente si están casados o no, si tiene hijos o no, si en su equipo de origen tiene fama o no de salir de noche. Prefiere casados a solteros. Es lo que pidió después de encontrarse en la plantilla jugadores como, por ejemplo, el portugués Ricardo Quaresma.

El código también exige que los jugadores no pueden participar en actos publicitarios en situaciones de concentración. Esto implicaría que Ronaldinho no hubiera podido presentar la campaña publicitaria de una telefonía movil en Mónaco, horas antes de participar en la final de la Supercopa de Europa de 2006. Quizás esta razón fue una de las que impidió que el Barça sumará ese título, que acabó en manos del Sevilla.

SIN DEPORTES DE RIESGO

El Barça no es partidario de permitir a sus jugadores practicar deportes que pongan en riesgo su integridad física. Esto implica evitar deportes con ruedas (coches, motos,...), esquí, alpinismo o escalada entre otros. Llevar a cabo actividades físicas de este estilo supondría un peligro que el Barça no quiere asumir. De esta forma, Oleguer Presas no hubiera podido participar en el Schakedown del RallyRACC Catalunya de copiloto de Xavi Pons. La actividad infringiría ahora las normas impuestas por el club a los jugadores.

A los jugadores también se les solicita que asuman la condición específica del Barcelona como ‘mes que un club’ lo que conlleva que entiendan el papel del Barcelona dentro de Catalunya y un conocimiento mínimo del catalán. El propio Henry hace gala siempre del ‘fet diferencial’ que supone jugar con el Barça. Siempre que puede así lo explica en las entrevistas que concede a la prensa francesa y a la inglesa.

Y no sólo hay que asumir el ‘més que un club’ en un sentido local sino que también más general. Valores como la solidaridad deben ser también aceptados y exhibidos por los integrantes del conjunto azulgrana. El club luce Unicef en su camiseta y los jugadores deben ir en la misma línea. Así pues, se aplaude que Ronaldinho, Thuram o Eto’o ofrezcan su colaboración a ONGs o entidades que trabajan para mejorar las condiciones de vida del planeta.

Otra de las exigencias de los responsables del club a los jugadores, según figura en el redactado de este código interno, es la de integrarse al máximo en la ciudad y en el país. Es algo deseable para los jugadores extranjeros pero sobretodo para los nacionales.

SIN VIAJES

El club no quiere que los integrantes del equipo vayan por libre en la gestión de sus días de fiesta. Aunque en estas fechas tienen mayor libertad, el club necesita saber donde están en cada momento para no verse en fuera de juego en el caso de que ocurra algún imprevisto. Esto supone no realizar ningún viaje ni salir de Barcelona sin el permiso del entrenador o del secretario técnico. En cualquier situación, los integrantes de la plantilla deben poner en conocimiento de Rijkaard o de Txiki donde están.

Otro de los puntos hace referencia a su actitud como representes del club. Algunos jugadores intentan escaquearse cuando deben acudir a actos representando la entidad. En ellos no se encuentran cómodos y los evitan. A partir de ahora, no podrán buscar excusas. Si los responsables les piden que vayan a actos con las peñas, benéficos o a una recepción con Nelson Mandela deberán ir y, al mismo tiempo, ofrecer una imagen acorde con la entidad. El club, además, les pide que se vistan de forma adecuada para no dar la nota.

El Barça se muestra inflexible también en el control de los actos publicitarios en los que no participa el club. La junta se guarda el derecho de rechazar su presencia. El Barça no permitiría, por poner un ejemplo no real, que Bojan Krkic acuda a la presentación de una discoteca. Ni es mayor de edad, ni la promoción entra dentro de los valores que pretiende transmitir el FC Barcelona a la sociedad.

Otro de los puntos que figuran en este código interno es el de atender como es debido a los medios de comunicación, una actitud que en las últimas temporadas ha decaído a límites alarmantes por parte de algunos integrantes de la plantilla. A partir de ahora, el Barça les obliga a salir dos veces por semana a la zona mixta además de participar regularmente en las conferencias de prensa según el turno establecido. Este es el código interno que marcará el camino de los jugadores en un futuro inmediato.



Publicado en Cursos el 18/10/2007




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