No tardó Guardiola mucho tiempo en descubrir que tenía ante sí a uno de esos jugadores que desde cualquier lugar del terreno de juego ordena el fútbol del equipo. Philipp Lahm es de esos futbolistas necesarios para que el juego pueda orientarse correctamente, de manera coordinada y continuadamente.
Durante una etapa importante, la selección alemana disfrutó de él como lateral izquierdo ante la precariedad de jugadores de nivel en esa posición. Su lateralidad diestra y los principios que rigen las características de su juego condicionaban a que los procesos se construyeran desde sus espacios de intervención.