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Lucas culminó un contraataque fulminante al comienzo de la segunda parte y Neymar sentenció en una buena triangulación con Diego Souza y el lateral Cortês, quien dejó un buen sabor de boca. Además de los dos goles, que se suman al empate a cero facturado en Córdoba, Brasil contó en su haber un juego más vistoso que hace dos semanas y muchas más ganas por la victoria que una Argentina gris, rácana en la primera parte y carente de orden en la segunda, cuando el marcador le exigía más fútbol para aspirar a una remontada.
En la primera parte Brasil mostró cierta movilidad entre líneas y Neymar enseñó sus credenciales, primero con un tiro lejano y después en un eslalon en velocidad con el que se plantó en el área, levantando de sus asientos a los 45.000 aficionados que abarrotaron el estadio de Belén. Los locales llevaban el peso del juego, pero casi no conseguían acercarse al área debido a la maraña planteada por Alejandro Sabella en el centro de la cancha, donde Argentina juntó las líneas, marcó en corto y cosió a patadas a los delanteros rivales. En la mejor oportunidad hasta el descanso, Neymar perdió por centímetros un remate en el área chica, después de una buena combinación entre Lucas y Borges.
Nada más comenzar la segunda mitad, Brasil lanzó un contragolpe explosivo, de área a área, con tres pases al primer toque que dejaron a Lucas solo, con medio campo por delante para correr. La joven joya del Sao Paulo superó en velocidad a su marcador y batió por bajo, con temple y un tiro cruzado, al portero Agustín Orión. El gol no hizo despertar a Argentina, que estaba aturdida, y con muchas dificultades, consiguió aproximarse al área brasileña, donde siempre encontró la buena respuesta del arquero Jefferson.
Aprovechando el desconcierto en las filas de la Albiceleste, Brasil se sintió cada vez más cómodo para crear, lo que quedó patente en las filigranas que intentaron, sin demasiado acierto, Ronaldinho y compañía, conforme avanzaba el reloj. El lateral izquierdo Cortês, hoy debutante, se sintió tan seguro que cabalgó hasta la posición de media punta para lanzar a Diego Souza, quien cedió un certero pase de gol en el área pequeña a Neymar, que se adelantó al portero con un toque sutil.
Con el 2-0 el guión del partido se agotó y se encaminó al pitido final, después del cual Ronaldinho, capitán brasileño, levantó el trofeo de campeón del "Superclásico", un sol bañado en oro de 17 kilos de peso.
Fuente:www.as.com






Publicado en Cursos el 29/09/2011





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