El emplazamiento inicial de los jugadores de Tata Martino fue un 1-4-3-3. En fase defensiva orientaban la construcción de las acciones de ataque del equipo rival en el inicio de las mismas, dirigiendo su actividad, mediante conductas disuasorias hacia espacios y situaciones favorables para la recuperación del balón, tanto de forma directa como por provocación de errores en el adversario.
Tras la expulsión de M. Rojo en el minuto 42 de la primera parte tuvieron que realizar modificaciones a nivel de estructura. Pasando en fase defensiva a 1-4-3-2 con la intención de robar y poder salir al contraataque (Para conectar con sus dos hombres más adelantados G. Higuaín y L. Messi). Trataron de evitar relaciones por el interior del bloque defensivo, permitiendo recepciones a los laterales. Disuasión de líneas de pase interiores orientando la circulación hacia fuera. Dado el potencial que tienen sus centrales en situaciones de envíos laterales, orientaban el juego de los chilenos hacia fuera.