FUENTE: www.adn.es
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha anticipado la opción del césped artificial para algunos partidos del Mundial que se celebrará en Sudáfrica en 2010. Los sectores más conservadores del ambiente futbolístico han reaccionado con prontitud para evitar la iniciativa a pesar de los múltiples avances de estas superficies.
Los británicos, inventores del fútbol moderno, son los más beligerantes con la permisividad de las nuevas medidas. De hecho, los ingleses se consideran perjudicados en primera persona desde que en noviembre de 2007 perdieron su encuentro disputado sobre césped artificial en el estadio Luzhniki ante Rusia un partido de clasificación de la Eurocopa (2-1).
Entre sus mayores detractores está Alex Ferguson, manager del Manchester United, quien ha desterrado su uso hasta de los entrenamientos salvo para ejercicios de posición. En el ámbito contrario encontramos a uno de sus antiguos pupilos, Mark Hughes. El galés dirigió al Blackburn en el Red Bull Stadium ante el Salzburgo (uno de los escasos clubes europeos de nivel medio con superficie artificial) y reconoció que era como jugar "en una alfombra verde" y que se había mejorado mucho respecto a los campos de la década de los ochenta.
Hughes se refería a su época de jugador en el United, cuando en 1981 el Queens Park Rangers se convirtió en el pionero en Inglaterra en sustituir el césped natural por el césped artificial. QPR's Loftus Road, Luton Town's Kenilworth Road, Oldham Athletic's Boundary Park y Preston's Deepdale contaban con estas superficies hasta que en 1988 la Federación Inglesa prohibió su uso ante las quejas de jugadores y aficionados, mientras proliferaban las bromas sobre estos campos por el comportamiento del balón o las caídas de sus jugadores.
LOS AVANCES EN LOS ULTIMOS AÑOS.
Casi 20 años después la ciencia ha logrado asemejar en gran parte el césped artifical al natural y otros deportes con mayor peso tradicional como el rugby o el tenis han aceptado su empleo. En el mundo del fútbol se mantienen las restriciones: en Inglaterra no se permiten disputar encuentros de las dos primeras divisiones profesionales sobre esta superficie y en España deben aceptar ambos equipos para poder competir.
La FIFA y la UEFA, radicalmente contrarias hasta el siglo XXI han flexibilizado sus condiciones ante la globalización del fútbol y las peculiaridades climáticas de algunas regiones. El último experimento ha tenido lugar en la Copa de África, donde algunos estadios ghaneses se encuentran ante la imposibilidad de preparar en buenas condiciones el césped natural debido a las estaciones de lluvias y secas que se desarrollan en el país. El propio Blatter ha sido prudente al reconocer resultados positivos y negativos con el ensayo.
Respecto a los temores de los jugadores, un estudio publicado en New Scientist en 2005 señalaba las lesiones musculares y de ligamentos tienen un promedio de 7,6 por 1.000 en césped natural, mientras que se reduce a 3,2 por 1.000 en el artificial. Los defensores de esta nueva superficie señalan su ahorro económico (se sustituye una vez al año, mientras que en campos como el Amsterdam Arena se debe replantar la hierba cuatro veces durante la temporada), se mantiene en condiciones climáticas adversas y puede ser empleado para múltiples eventos varias veces a la semana sin perjuicio del terreno de juego. Frente a los evidentes beneficios económicos se señala un mayor riesgo de infecciones y quemaduras en la piel, además de una percepción negativa por parte de los espectadores -"partidos horribles" según los fans pioneros de QPR-.
De momento, sólo es una posibilidad adoptada por clubes como el Spartak de Moscú (Rusia), Salzburgo (Austria) y Young Boys (Suiza), meditada por el Arsenal (Inglaterra) para su Emirates Stadium y apenas esbozada para el Mundial por las quejas de algunos jugadores sobre el estado de algunos campos en Alemania'06. No obstante, la propia FIFA, siempre ha recalcado sus preferencias por el césped natural, especialmente en las fases finales. La UEFA, por su parte, ha ordenado replantar el césped original del estadio Luzhniki con vistas a la final de la Liga de Campeones de esta temporada que se celebrará en Moscú.